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La División de Tráfico y Seguridad del Consejo General de la Psicología colabora con la Dirección General de Tráfico (DGT) en una compaña para sensibilizar sobre el uso del cinturón en carretera y de los sistemas de retención infantil.

 

Dicha División afirma que detrás de esos conductores y esas conductoras que incumplen de forma sistemática la norma de utilizar el cinturón de seguridad existe una percepción errónea o reducida de la realidad, una falta de conciencia sobre la vulnerabilidad y fragilidad ante un accidente.

 

Entre los/as psicólogos participantes figura Jerónimo Acosta, vocal de la División de Tráfico y Seguridad del Consejo y miembro de la Junta de Gobierno del COP Andalucía Occidental.

El motivo de esta nueva campaña es la elevada cifra de denuncias anuales (2.900 denuncias en el año 2020) a conductores/as reincidentes que no llevan puesto el cinturón de seguridad, un factor presente en el 26% de los fallecimientos y en el 15% de las hospitalizaciones, por accidente de tráfico en vías interurbanas. 

Ver vídeos:
ico youtube1- Jerónimo Acosta
ico youtube2- Adriana Rodríguez 

 

Tal y como ha manifestado la DGT en nota de prensa, el cinturón de seguridad no sólo salva vidas, sino que reduce de manera muy significativa la producción de lesiones y su gravedad. Sin embargo, a pesar de su incuestionable utilidad, aún hoy día, un elevado porcentaje de personas siguen sin hacer uso de él durante la conducción.

 

Entre los factores subyacentes a este comportamiento reincidente, el Consejo General de la Psicología -a través de su División de Tráfico y Seguridad-, pone de relieve la existencia de una percepción errónea o disminuida de la realidad, junto con una falta de conciencia en estos/as conductores/as sobre la vulnerabilidad y fragilidad ante un accidente.

 

Asimismo, señala un aspecto en común que suelen tener todas estas personas: la falta de aceptación de las normas circunscritas no sólo al ámbito del tráfico sino también a su vida en general, exhibiendo conductas impulsivas e impetuosas, que les impiden reflexionar sobre las posibles consecuencias que pueden tener sus comportamientos, tanto para ellos mismos como para el resto de las personas que viajan con ellos/as en el vehículo.
 

De acuerdo con la Organización Colegial, en el contexto actual y con el estilo de vida que llevamos, el estrés en el que se desarrolla la conducción genera una atención deficiente que bloquea los automatismos a la hora de llevarlos a cabo. En este sentido, subraya, son “personas que prefieren la pequeña recompensa inmediata que supuestamente significa evitar una mínima incomodidad, a la enorme recompensa diferida de una vida de salud, libertad y movilidad”.